jueves, 6 de marzo de 2014

Llantos y desmayos desenfrenados en el entierro de la Sardina


Luto y dolor carnavalero en el entierro de la sardina que congregó en torno a ella, a centenares de viudas que derramaron lágrimas a diestro y siniestro por todas las esquinas del recorrido de la comitiva fúnebre.

Desde la Avenida de Colón, pasando por Venezuela, Familia Betancourt y Molina, calle Blanco y La Marina hasta llegar al Muelle. Este fue el recorrido de una comitiva fúnebre que llegó a asustar a más de un turista que, impresionado por el espectáculo, llegó a la cabecera a preguntar quien había fallecido.

Con algo más de cinco metros de largo y unos 300 kilos de peso, la sardina elaborada artesanalmente por los carpinteros municipales, hizo las delicias de los miles de curiosos que se congregaron durante el recorrido y, principalmente, en torno a la playa del Muelle Pesquero para dar, “in situ”, el último adiós a la ya incinerada sardina.

Las viudas, desconsoladas y rotas por el dolor sufrido, tuvieron que hacer de tripas corazón y animarse con la música de la verbena de la zona de los quioscos y las orquestas en la Plaza del Charco, que les ayudaron a pasar página tras tan amargo momento.


Ni la lluvia ni las bajas temperaturas hicieron mella en la comitiva ni en los curiosos que se agolpaban en los muros, para ver arder a la Sardina portuense.


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