Ander Izagirre asegura “soy
muy maniático con el cuaderno de notas” cuando se le pregunta por sus métodos
de trabajo como escritor de viajes. El “periodistas con botas”, como le gusta
definirse, dice que los instrumentos de trabajo que utiliza en sus viajes son
un cuaderno y un bolígrafo: “soy muy del siglo XX, me siento muy cómodo con el
cuaderno y un bic”, es lo más cómodo para llevar en el viaje y, entre otras cosas,
es un material que no depende de la corriente eléctrica o de la cobertura de
red para el uso de Internet.
El autor presenta su libro Groenlandia cruje (y tres historias
islandesas) este jueves, 26 de septiembre, a las 20.00 en el patio del
Museo Arqueológico de Puerto de la
Cruz , dentro de la sección Tan lejos, tan cerca del festival
Periplo de Literatura de Viajes y Aventuras de la ciudad turística del norte de
Tenerife.
Cuando, instalado de regreso
en su casa, comienza a escribir, Izagirre sí recurre a la tecnología, pero
durante el viaje se concentra en tomar nota de todo lo que ocurre. “Es fatigado
al final del día, pero hay que ser muy minucioso para escribirlo todo bien, hay
que tomar nota de todo, incluidas las conversaciones, porque es el material que
se necesita, para evitar lagunas”.
Izagirre se prepara
concienzudamente sus viajes, con abundante documentación. Sin embargo, la ruta
por Groenlandia significó una salida inmediata, acompañando a su amigo Josu
Iztueta, quien revisitaba la isla después de haberla recorrido en esquí veinte
años atrás. Iztueta se propuso volver a los lugares que conoció con las fotos
que sacó en su momento, para entregarlas.
El reencuentro de los jóvenes
que dos décadas antes eran niños con las imágenes que había obtenido el
aventurero extranjero resultó el dispositivo de una historia destinada a dar
cuenta del extraordinario cambio que ha experimentado la sociedad del pueblo
inuit, que vive en la costa este de Groenlandia, y reflexionar sobre ello.
“Es una sociedad que en
cincuenta años ha pasado de la prehistoria a la globalización”, con todo el trastorno
que supone, lo que se evidencia en los altos índices de alcoholismo, violencia
doméstica y suicido. La entrega de las fotografías permitió a Izagirre e
Iztueta entrar en contacto íntimo con una generación que “se asoma a nuestro
mundo porque ha viajado, estudiado fuera, tiene Internet, y se encuentra con la
paradoja de que después de conocer otras cosas no pueden desarrollarlas”,
reflexiona el periodista.
Así, el pueblo inuit se
enfrenta en este momento a una generación de jóvenes que “se asoma a la
modernidad y que está desganada y quiere irse” de Groenlandia. Detectar y
reconocer transformaciones sociales, incluso tan profundas como la que relata
Izagirre es uno de los posibles resultados de un viaje, aunque este es muy
singular, “insólito”, según el periodista vasco.
El viaje nació marcado por lo
inesperado: para el propio Izagirre, porque significó sumarse rápidamente al
viaje de un amigo, que a su vez era la secuela postergada durante dos décadas
de una aventura, y para los propios jóvenes, que, sin esperarlo, recibieron de
repente la visita de un extranjero que los conoció y llegaba de nuevo a
devolverles unas fotos que estimularon los recuerdos de la infancia.
Ander Izagirre ha publicado
crónicas sobre los porteadores de la cordillera del Karakórum, las niñas que
trabajan en las minas de Bolivia, los campesinos que se rebelan contra la mafia
en Sicilia, las guaraníes que hicieron una revolución jugando al fútbol, los
ciclistas del Tour que se dopaban con bacalao, también sobre su vuelta a España
en Vespa y sobre señores que construyen calaveras gigantes, coleccionan penes
de todas las especies o atraviesan Argentina empujando una carretilla de cien
kilos. Sus historias están recogidas en libros como El testamento del chacal (2003), Los sótanos del mundo (2005), Plomo
en los bolsillos (2005, premio Marca de Literatura Deportiva, reeditado en
2012), Cuidadores de mundos (2008), Groenlandia cruje (y tres historias islandesas),
2012, y Mi abuela y diez más (2013).
Le han concedido premios, como
el Letras Enredadas 2013, el Premio Joven de Comunicación 2011, de la Universidad Complutense ,
el Premio Juan Gomis de periodismo solidario 2011, el Premio Manos Unidas de
periodismo 2010 o el Premio de la
Asociación de la
Prensa de Madrid 2010.