martes, 24 de septiembre de 2013

FESTIVAL PERIPLO.- Reyes Calderón: “Necesito oler los sitios”


“Necesito oler los sitios, patearlos, mirarlos a distintas horas”; con esta frase, la escritora Reyes Calderón explica las razones por las que antes de escribir un nuevo libro tiene que viajar a los lugares en los que se localiza la historia. Calderón, reconocida como la creadora de la juez MacHor, es la escritora encargada de inaugurar este martes, a las 20.00 horas, en el Museo Arqueológico de Puerto de la Cruz la sección Conversaciones en La Ranilla, entrevistas públicas a cargo del periodista tinerfeño Eduardo García Rojas, en Periplo, el Festival Internacional de Literatura de Viajes y Aventuras de la ciudad turística del norte de Tenerife.

Cuando viaja, Calderón se levanta muy temprano, al amanecer, porque es el momento en el que no hay nadie en las ciudades y la luz es muy especial. “Los sitios hay que escucharlos, hay que olerlos, así es como se ve la vida que tienen” y la labor de “crear los escenarios” para la escritora es tan importante como la de construir personajes y argumentos.

Para hacer las tramas y que no se le quede un cabo suelto, Calderón dibuja “un árbol de decisiones” que le permite tener en cuenta todas las circunstancias. Es un procedimiento propio que atribuye a su formación científica: “quizá provenga de las matemáticas” y es algo muy útil, no solo para que las historias queden bien construidas,  esencial en toda la literatura, sino para que “no quede un cabo suelto” en las historias de crímenes e investigaciones en las que participan Lola MacHor, el padre Chocarro, Iturri, Jaime o el doctor Wilson, entre otros protagonistas de     El jurado número 10La venganza del asesino par, El último paciente del Doctor Wilson, El Expediente Canaima, Los crímenes del número primo y Las lágrimas de Hemingway.

La aventura de escribir ha llevado a Calderón por muchos lugares, precisamente en búsqueda de esos escenarios. Pero también su condición de profesora universitaria le facilita encontrar esos espacios singulares en los que posteriormente se desarrollarán las acciones de sus libros. Viaja para impartir clases, conferencias, asistir a congresos y eso amplía el campo de acción de sus personajes.

Entre esos lugares visitados, destaca Jerusalén y Estocolmo como los que más le han impactado, aunque los lectores todavía no pueden saber qué ocurre en estas ciudades, porque aún no han publicado los libros. En la ciudad sueca, la oportunidad de escribir la ha llevado a supervisar exhaustivamente el circuito que recorre un premio Nobel, desde que sale del hotel hasta que llega al lugar donde se celebra la ceremonia de la entrega de los premios.

Calderón está de acuerdo con la afirmación que sitúa las tramas judiciales y policiales en el centro de las aventuras urbanas que se reflejan actualmente en la literatura y destaca que cada escenario es diferente en cada lugar: “el exterior se filtra al interior del edificio y así un juzgado de Navarra no es igual que uno de Córdoba”, explica.

Madre de familia numerosa, Calderón compara los libros con los hijos: “cada uno es diferente, aunque sean del mismo padre y de la misma madre”. Cuando se le pregunta cómo hace compatible su profesión como profesora universitaria en la Universidad de Navarra y su condición de madre de nueve hijos con el trabajo de escribir, la escritora dice que “es un poco cansado”, pero tantas ocupaciones la ayudan a organizar su tiempo de la mejor manera, aprovechando momentos muertos, como los de espera en los aeropuertos.


“He dejado de ser una profesora que escribe a convertirme en una escritora que da clases”, dice Reyes Calderón, pero no renuncia a las clases en la universidad, porque “tiene la ventaja de que al estar con gente joven hasta cierto punto tú también lo eres”. Con tantas ocupaciones, Calderón espera a la noche para sentarse a escribir: “es una hora tranquila en la que además están todos los fantasmas juntos”. 

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