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Ponte las Botas 2013

Nueva edición del programa de rutas por Tenerife.

Éxito de la campaña de Puerto de la Cruz en los carnavales de Düsseldorf y Neuss

Las Ciudades de Düsseldorf y Neuss recibieron al Carnaval Internacional de Puerto de la Cruz, en lo que es la mayor campaña de promoción turística de cuantas se celebran en el exterior.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

La Feria Periplo y Libros en ruta llenan de libros el Puerto de la Cruz


El perímetro de Periplo, que ocupa el histórico barrio de La Ranilla de Puerto de la Cruz (Tenerife) es el espacio que el Festival Internacional de Literatura de Viajes y Aventuras de la ciudad turística del norte de Tenerife dejará repleto de libros a partir de este jueves, 27 de septiembre con las actividades Feria Periplo y Libros en ruta.

La Feria Periplo es una feria del libro temática organizada por la Asociación de Libreros de Tenerife en la calle Mequinez. Periplo incluye la feria en su programa porque los libros son imprescindibles cada vez que se habla de literatura y, por tanto, con ellos, las editoriales y las librerías. El sector se transforma al compás de los cambios tecnológicos, ya sea con la aparición del libro electrónico o con las librerías virtuales. Pero la cita de lectores y lectoras con los libreros es uno de los más gratos y enriquecedores encuentros que pueden darse en el mundo de las historias impresas.

La feria se inaugura este jueves, 26 de septiembre, a las 18.00 horas y permanecerá abierta hasta las 21.00 horas; los días viernes 27 y sábado 28 de septiembre, las casetas de las librerías estarán abiertas al público de 11.00 a 22.00 horas y el domingo 29, de 11.00 a 14.00 horas. La Asociación de Libreros de Tenerife incluye en la agenda de la feria diversas actividades destinadas a los lectores más jóvenes: sesiones de cuentos infantiles dentro de las actividades Peripecia para público familiar de Periplo Escena, que corren a cargo del grupo Chikitukis, y de a cargo de Cuentoscopio, el sábado 28, a las 12.00 y 19.00 horas, respectivamente.

Libros en ruta es una actividad de liberación o suelta de libros organizada por la biblioteca pública Tomás de Iriarte, que tendrá lugar este jueves 26 y el viernes 27, a las 18.00 horas;  el sábado 28, a las 10.00 y a las 19.00 y el domingo 29, a las 11.00 horas. La biblioteca organiza la actividad basándose en que los libros siempre han sido un vehículo para que la imaginación viaje, bien a través de la aventura; bien por rutas desconocidas de países lejanos; bien por rincones oscuros, por desconocidos, de la propia naturaleza.

Con Libros en ruta se invaden los espacios públicos para, desde ahí, llegar a los rincones íntimos de la lectura en un itinerario que comienza en la suelta del libro en un punto de la ciudad. La práctica de dejar libros en lugares públicos para que lo recojan otros lectores y lectoras que a su vez los vuelvan a liberar una vez leídos tiene el doble efecto de animar la vida en las ciudades, además de multiplicar la vida de estos libros viajeros, que van de mano en mano.

El desarrollo del Festival Periplo de Literatura de Viajes y Aventuras en la calle contempla además, la sección televisiva de Periplo Audiovisual, en la que Periplo acerca al público a las propuestas que sobre el viaje ofrecen los diferentes canales televisivos, acercándolo en este primer año a Canal Viajar y a su serie “Vivir”, que ofrece en cada episodio un recorrido urbano para un público enganchado a los viajes y deseoso de conocer y disfrutar las posibilidades de una ciudad desde el punto de vista de la gente que la conoce porque vive en ella. Amsterdam y Nueva York son los capítulos que se emitirán, a las 21.30 en la calle Maretas.

Tras las proyecciones de Periplo Audiovisual, Singladura hacia la cultura da paso a los viajes gastronómicos en las que el público de Periplo puede degustar sabores tan exquisitos como los que ofrecen la cocina tradicional griega e italiana, de la India, de Bavaria, siempre cocina creativa, junto a cócteles y combinados. Entre las empresas que participan en Singladura hacia la cultura se encuentran Mamma Rosa, casa Pache, bar Tapas y cañas, Ágora Bar & Café, restaurante El Maná, bar Punto y Aparte, bar Julián y El Patio. Además, fuera del ámbito de la restauración, la empresa Puerto Informática, en apoyo a Periplo, regala libros a sus clientes por sus compras.

PERIPLO.- Ander Izagirre: “Soy muy maniático con el cuaderno de notas”


Ander Izagirre asegura “soy muy maniático con el cuaderno de notas” cuando se le pregunta por sus métodos de trabajo como escritor de viajes. El “periodistas con botas”, como le gusta definirse, dice que los instrumentos de trabajo que utiliza en sus viajes son un cuaderno y un bolígrafo: “soy muy del siglo XX, me siento muy cómodo con el cuaderno y un bic”, es lo más cómodo para llevar en el viaje y, entre otras cosas, es un material que no depende de la corriente eléctrica o de la cobertura de red para el uso de Internet.

El autor presenta su libro Groenlandia cruje (y tres historias islandesas) este jueves, 26 de septiembre, a las 20.00 en el patio del Museo Arqueológico de Puerto de la Cruz, dentro de la sección Tan lejos, tan cerca del festival Periplo de Literatura de Viajes y Aventuras de la ciudad turística del norte de Tenerife.

Cuando, instalado de regreso en su casa, comienza a escribir, Izagirre sí recurre a la tecnología, pero durante el viaje se concentra en tomar nota de todo lo que ocurre. “Es fatigado al final del día, pero hay que ser muy minucioso para escribirlo todo bien, hay que tomar nota de todo, incluidas las conversaciones, porque es el material que se necesita, para evitar lagunas”.

Izagirre se prepara concienzudamente sus viajes, con abundante documentación. Sin embargo, la ruta por Groenlandia significó una salida inmediata, acompañando a su amigo Josu Iztueta, quien revisitaba la isla después de haberla recorrido en esquí veinte años atrás. Iztueta se propuso volver a los lugares que conoció con las fotos que sacó en su momento, para entregarlas.

El reencuentro de los jóvenes que dos décadas antes eran niños con las imágenes que había obtenido el aventurero extranjero resultó el dispositivo de una historia destinada a dar cuenta del extraordinario cambio que ha experimentado la sociedad del pueblo inuit, que vive en la costa este de Groenlandia, y reflexionar sobre ello.

“Es una sociedad que en cincuenta años ha pasado de la prehistoria a la globalización”, con todo el trastorno que supone, lo que se evidencia en los altos índices de alcoholismo, violencia doméstica y suicido. La entrega de las fotografías permitió a Izagirre e Iztueta entrar en contacto íntimo con una generación que “se asoma a nuestro mundo porque ha viajado, estudiado fuera, tiene Internet, y se encuentra con la paradoja de que después de conocer otras cosas no pueden desarrollarlas”, reflexiona el periodista.  

Así, el pueblo inuit se enfrenta en este momento a una generación de jóvenes que “se asoma a la modernidad y que está desganada y quiere irse” de Groenlandia. Detectar y reconocer transformaciones sociales, incluso tan profundas como la que relata Izagirre es uno de los posibles resultados de un viaje, aunque este es muy singular, “insólito”, según el periodista vasco.

El viaje nació marcado por lo inesperado: para el propio Izagirre, porque significó sumarse rápidamente al viaje de un amigo, que a su vez era la secuela postergada durante dos décadas de una aventura, y para los propios jóvenes, que, sin esperarlo, recibieron de repente la visita de un extranjero que los conoció y llegaba de nuevo a devolverles unas fotos que estimularon los recuerdos de la infancia. 

Ander Izagirre ha publicado crónicas sobre los porteadores de la cordillera del Karakórum, las niñas que trabajan en las minas de Bolivia, los campesinos que se rebelan contra la mafia en Sicilia, las guaraníes que hicieron una revolución jugando al fútbol, los ciclistas del Tour que se dopaban con bacalao, también sobre su vuelta a España en Vespa y sobre señores que construyen calaveras gigantes, coleccionan penes de todas las especies o atraviesan Argentina empujando una carretilla de cien kilos. Sus historias están recogidas en libros como El testamento del chacal (2003), Los sótanos del mundo (2005), Plomo en los bolsillos (2005, premio Marca de Literatura Deportiva, reeditado en 2012), Cuidadores de mundos (2008), Groenlandia cruje (y tres historias islandesas), 2012, y Mi abuela y diez más (2013).


Le han concedido premios, como el Letras Enredadas 2013, el Premio Joven de Comunicación 2011, de la Universidad Complutense, el Premio Juan Gomis de periodismo solidario 2011, el Premio Manos Unidas de periodismo 2010 o el Premio de la Asociación de la Prensa de Madrid 2010. 

PERIPLO.- Ana M. Briongos: “La India de los ‘hippies’ no me hace ninguna falta”


La India de los hippies no me hace ninguna falta”, dice la viajera y escritora Ana M. Briongos cuando reflexiona sobre el momento de su llegada al país asiático. Es curioso que Briongos no recuerde exactamente el año en que realizó finalmente su deseo de viajar a este país, porque el  viaje para ella fue importante, tanto que de él salió su libro  ¡Esto es Calcuta! , el que presenta dentro de la sección Tan lejos, tan cerca, de Periplo, el Festival Internacional de Literatura de Viajes y Aventuras de Puerto de la Cruz, en el patio del Museo Arqueológico de la ciudad, este miércoles 25 de septiembre, a las 19.00 horas.

Ana M. Briongos comenzó su primer viaje a la India en el mítico 1968. No llegó entonces. “He llegado a la India en mi edad adulta”, dice, con la experiencia que dan 34 años de camino, tras haberse lanzado a un viaje que la llevó primero a conocer varios países islámicos. Todo fue más o menos casual: “cogí un barco que me llevaba al este en lugar del oeste; no tenía ni idea de lo que iba a encontrar y me encontré con un país llamado Afganistán, que es extraordinario”.  

India siempre ha sido un imán para los viajeros amantes de experiencias intensas, de esas profundas y transformadoras que hacen  que el viaje merezca la pena. Sin embargo, en 1968, Briongos se bajó del barco en el que inició su singladura en una ciudad que le cambió el rumbo: Beirut. Desde la capital de Líbano siguió una ruta en guagua que la llevaría a recorrer Líbano, Siria, Jordania, Irán, Irak y Afganistán.

A Calcuta llegaría más tarde, en 2002, regresó en 2003 y 2004, y se encontró con una ciudad que rompe todos los estereotipos de la pobreza y de la mala imagen que se ha generado en torno a su nombre. “Si uno se instala y empieza a conocer lo que fue esta ciudad a lo largo de los años, encuentra otra cosa”. Y la ciudad fue un lugar fundamental antes de la llegada de los ingleses, hasta convertirse en la segunda ciudad del Imperio británico después de Londres.

La escritora usa el verbo “instalar” cuando se refiere a sus viajes, porque así es como viaja: “me gusta instalarme y me gusta regresar siempre que puedo, porque una echa raíces, hace amigos, tiene vecinos, eso ahora no hay quién lo pare”. Así hizo también con Irán, país al regresó cuando se dio cuenta de que no podía asumir el destino estático que le había dado su profesión como profesora de Física. Entonces, dejó el trabajo y se fue a Teherán con una beca para estudiar lengua y cultura persa.

El estado de viajera es permanente en Ana M. Briongos, y su profesión, su vida, incluso las gentes de su vida, se han ido adaptando a esta condición. Así, llegó un momento, después de las primeras experiencias de la juventud, en la que la escritora decidió crear una familia. Fue entonces cuando se puso a trabajar en una organización internacional de intercambio de estudiantes. Después, los estudios en Irán le abrieron la oportunidad para trabajar como intérprete.

Por eso, apunta, el viaje obliga a cada uno a “organizarse como pueda”, pero ofrece también la ocasión de reinventarse en el plano incluso profesional. Sin traumas, con comodidad, ha ido adaptando su agenda viajera al resto de su agenda vital, de forma que pudo criar a los hijos y, después, lanzarse de nuevo al camino. Pero la familia ha quedado señalada por su inquietud: “he contagiado a mi familia con mis ansias viajeras”, dice, y el ejemplo más claro es el del traslado de su madre octogenaria hasta Calcuta, para pasar una temporada con ella.

Ana M. Briongos primero fue viajera, no escribía en sus primeros viajes. Y ahora que escribe sobre ellos, no lo hace al ritmo en que ha ido viviéndolos. Lo de escribir “surgió con el tiempo, cuando vi que tenía experiencias que podrían ser interesantes”. Sus relatos son siempre sobre personas con las que ha compartido la vida; especialmente, ha tenido la oportunidad de conocer el mundo separado de las mujeres en la sociedad islámica.

“Para mí es muy difícil hablar de las mujeres, porque las posiciones que se toman desde aquí sin saber nada tampoco son correctas”. Briongos intenta explicar la complejidad del caso: “es otra cultura, con familias enormes, con muchos niños y niñas, primos que se conocen desde siempre; en esas familias, las mujeres están juntas y se organizan para tener poder dentro del clan”.


Ana M. Briongos no ha vivido con tensión las diferencias culturales, porque no ha participado en el debate político o religioso, que es donde esas diferencias se exasperan. “He tenido vida de andar por casa” y en ese nivel, “los conflictos desaparecen”.

PERIPLO.- Juan Cruz: “El viaje es un estado de la mente”


Para Juan Cruz, el viaje es “un estado de la mente”, una disposición a imaginar y a adentrarse en otros territorios de la mano de la curiosidad y del deseo de alcanzar más allá de lo que se conoce. “Nunca concebí el viaje, en mi vida, con la visión cuadrada o redonda de las máquinas fotográficas; el viaje era una experiencia en sí misma, un estado de la mente, el cumplimiento de un deseo”, asegura.

El escritor y periodista Juan Cruz, gran conocedor de Puerto de la Cruz y de su lugar en la literatura de viajes, por ser, además, originario de la ciudad, es el autor que mantendrá con el periodista Eduardo García Rojas una entrevista pública en la sección Conversaciones en La Ranilla de Periplo, el Festival Internacional de Literatura de Viajes y Aventuras de la ciudad turística del norte de Tenerife. El público podrá encontrarse con Juan Cruz en la carpa del Museo Arqueológico, a las 20.30 horas.

Los primeros viajes de su infancia, recuerda el escritor, discurrieron en paralelo entre la realidad de los traslados a la capital de la Isla para visitar al médico y la imaginación del cobrador de guaguas que todos los días iba al Teide y hechizaba a los oyentes con sus cuentos. Desde aquellos  primeros años en que el escolar Juan Cruz hizo del trayecto de la casa al colegio el motivo de su primer relato, el futuro escritor lo tuvo claro: “viajar era imaginar el viaje, o contarlo”. Más tarde, de adolescente, experimentó que “el mejor viaje de todos era el que no se podía contar, el que se hacía venciendo todas las prohibiciones”.

Precisamente, la obra más reciente de Cruz es el Viaje a las Islas Canarias, un título al estilo de “los viajeros que vinieron aquí en los distintos siglos, desde Humboldt al padre de Oscar Wilde”. El nombre de esta última obra del escritor coincide con el que también usó para su “recuento prodigioso” el viajero alemán, al que Cruz menciona para recordar el destino de nuestro paisaje: “por cierto -recuerda- Humboldt no lloró ante el Valle, ahora sí lloraría”, dice.

El libro surgió de un encargo: “un editor neoyorquino, Peter Mayer, me pidió hace unos años que escribiera un libro a partir de las cosas que yo mismo le había ido contando de lo que viví en las ocho o nueve islas que componen este Archipiélago”. Juan Cruz decidió afrontar el reto viajando de nuevo a cada una de las islas y apoyándose en el Cuaderno de godo de Ignacio Aldecoa, “para darle orden a mi propio recorrido por cada una de las islas, incluyendo Lobos o La Graciosa, donde precisamente él tuvo su centro de operaciones narrativas mientras vivió entre nosotros”, explica el escritor.

Esa extraña condición de “viajero en mi propia tierra” ha permitido a Juan Cruz, en sus propias palabras, saborear en los altos de Garajonay, en La Gomera, “la carne con papas como la hacía mi madre”; redescubrir sonidos, como el de las cabras en Betancuria y en El Hierro o el del silbido del viento del norte en Buenavista del Norte; “disfrutar de la lentitud de la vida” en el Tamaduste; reencontrarse en Tejeda advertí con el aire que había descubierto en Tafira en su primer viaje a Gran Canaria; entender “la fascinación del árbol como naturaleza sentimental de las islas frondosas” en La Palma y ver en Lanzarote “la mano de César Manrique completando lo que la naturaleza dejó a medio hacer”.


La ruta concluyó en el Teide. No podía ser de otra manera. Como muchos, Juan Cruz es de los que revisita el volcán tinerfeño cuando puede: “allí voy cada vez que el tiempo me lo pide”. Asociada al Teide, en la vida de Juan Cruz hay un pensamiento del escritor irlandés Samuel Beckett que Cruz conoció junto al volcán y que es “la esencia de mi viaje”: “uno cree haberse ido de la isla, pobre de mi, la isla siempre va conmigo”, dijo Beckett, y así repite Cruz: “la isla siempre va conmigo”.

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