miércoles, 25 de septiembre de 2013

PERIPLO.- Ander Izagirre: “Soy muy maniático con el cuaderno de notas”


Ander Izagirre asegura “soy muy maniático con el cuaderno de notas” cuando se le pregunta por sus métodos de trabajo como escritor de viajes. El “periodistas con botas”, como le gusta definirse, dice que los instrumentos de trabajo que utiliza en sus viajes son un cuaderno y un bolígrafo: “soy muy del siglo XX, me siento muy cómodo con el cuaderno y un bic”, es lo más cómodo para llevar en el viaje y, entre otras cosas, es un material que no depende de la corriente eléctrica o de la cobertura de red para el uso de Internet.

El autor presenta su libro Groenlandia cruje (y tres historias islandesas) este jueves, 26 de septiembre, a las 20.00 en el patio del Museo Arqueológico de Puerto de la Cruz, dentro de la sección Tan lejos, tan cerca del festival Periplo de Literatura de Viajes y Aventuras de la ciudad turística del norte de Tenerife.

Cuando, instalado de regreso en su casa, comienza a escribir, Izagirre sí recurre a la tecnología, pero durante el viaje se concentra en tomar nota de todo lo que ocurre. “Es fatigado al final del día, pero hay que ser muy minucioso para escribirlo todo bien, hay que tomar nota de todo, incluidas las conversaciones, porque es el material que se necesita, para evitar lagunas”.

Izagirre se prepara concienzudamente sus viajes, con abundante documentación. Sin embargo, la ruta por Groenlandia significó una salida inmediata, acompañando a su amigo Josu Iztueta, quien revisitaba la isla después de haberla recorrido en esquí veinte años atrás. Iztueta se propuso volver a los lugares que conoció con las fotos que sacó en su momento, para entregarlas.

El reencuentro de los jóvenes que dos décadas antes eran niños con las imágenes que había obtenido el aventurero extranjero resultó el dispositivo de una historia destinada a dar cuenta del extraordinario cambio que ha experimentado la sociedad del pueblo inuit, que vive en la costa este de Groenlandia, y reflexionar sobre ello.

“Es una sociedad que en cincuenta años ha pasado de la prehistoria a la globalización”, con todo el trastorno que supone, lo que se evidencia en los altos índices de alcoholismo, violencia doméstica y suicido. La entrega de las fotografías permitió a Izagirre e Iztueta entrar en contacto íntimo con una generación que “se asoma a nuestro mundo porque ha viajado, estudiado fuera, tiene Internet, y se encuentra con la paradoja de que después de conocer otras cosas no pueden desarrollarlas”, reflexiona el periodista.  

Así, el pueblo inuit se enfrenta en este momento a una generación de jóvenes que “se asoma a la modernidad y que está desganada y quiere irse” de Groenlandia. Detectar y reconocer transformaciones sociales, incluso tan profundas como la que relata Izagirre es uno de los posibles resultados de un viaje, aunque este es muy singular, “insólito”, según el periodista vasco.

El viaje nació marcado por lo inesperado: para el propio Izagirre, porque significó sumarse rápidamente al viaje de un amigo, que a su vez era la secuela postergada durante dos décadas de una aventura, y para los propios jóvenes, que, sin esperarlo, recibieron de repente la visita de un extranjero que los conoció y llegaba de nuevo a devolverles unas fotos que estimularon los recuerdos de la infancia. 

Ander Izagirre ha publicado crónicas sobre los porteadores de la cordillera del Karakórum, las niñas que trabajan en las minas de Bolivia, los campesinos que se rebelan contra la mafia en Sicilia, las guaraníes que hicieron una revolución jugando al fútbol, los ciclistas del Tour que se dopaban con bacalao, también sobre su vuelta a España en Vespa y sobre señores que construyen calaveras gigantes, coleccionan penes de todas las especies o atraviesan Argentina empujando una carretilla de cien kilos. Sus historias están recogidas en libros como El testamento del chacal (2003), Los sótanos del mundo (2005), Plomo en los bolsillos (2005, premio Marca de Literatura Deportiva, reeditado en 2012), Cuidadores de mundos (2008), Groenlandia cruje (y tres historias islandesas), 2012, y Mi abuela y diez más (2013).


Le han concedido premios, como el Letras Enredadas 2013, el Premio Joven de Comunicación 2011, de la Universidad Complutense, el Premio Juan Gomis de periodismo solidario 2011, el Premio Manos Unidas de periodismo 2010 o el Premio de la Asociación de la Prensa de Madrid 2010. 

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