miércoles, 8 de mayo de 2013

Los festivales de teatro de calle tienen el reto de encontrar un discurso propio



“Articular un discurso propio” es esencial para un evento cultural como un festival de teatro; es la opinión de Octavio Arbeláez, director del Festival de Teatro de Manizales (Colombia), que presentó esta mañana en el Foro Transoceánico de Festivales y Trabajo Artístico de Calle (FTF), que celebra su segunda edición en Puerto de la Cruz (Tenerife, Islas Canarias) dentro de la agenda de actividades previas a la celebración del Festival Internacional de Arte en la Calle de Puerto de la Cruz, Mueca.

La apuesta del festival de Manizales en estos momentos es “mostrar el teatro emergente en la actualidad en América Latina; presentar el trabajo de la generación de relevo”, indicó Arbeláez, quien destacó que existen otros festivales “de otoño” que evitan correr riesgos y programan según las modas.

Al otro lado de este enfoque, la labor del Festival de Manizales “patea los países, ve los espectáculos, detecta los elementos emergentes y apuesta por ellos”. El director del festival colombiano aseguró que “encuentro muy interesantes a los treintañeros”, una generación joven que está creando “nuevas dramaturgias” y que “está  despegando y saliendo a Europa”, según señaló la española Natalia Álvarez, de la Unidad Técnica del programa de cooperación cultural Iberescena.

Álvarez, indicó que esta nueva generación “está trabajando en red y haciendo plataforma”. Para la representante de Iberescena en el FTF en estos momentos, en el ámbito de la actividad teatral en América Latina “se están tornando las cosas: se está dejando de mirar a Europa” y se busca más lo que se produce en la región.

En otras épocas, explicó Natalia Álvarez, se daba la paradoja de que un festival contaba con espectáculos europeos auspiciados por las embajadas u otras entidades culturales de estos países, mientras que, por falta de fondos, no se podía invitar a compañías de naciones vecinas a la anfitriona del evento. Estas circunstancias son algunas de las que motivaron la creación de Iberescena, el programa de cooperación cultural que actualmente financian Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Costa Rica, Ecuador, España México, Perú, República Dominicana y Uruguay.

“Muchas veces, el público es conservador: busca lo que conoce”, explicó el mexicano Mario Espinosa, director del Centro Universitario de Teatro (CUT); “por suerte, la curiosidad existe; hay personas que buscan la joya, la rareza, lo excepcional. Eso es más arriesgado”, dijo.

Para el experto mexicano, lo más interesante de la evolución de los festivales de teatro en América Latina es que “cada vez tienen un perfil más marcado, se arriesgan más con la programación”. Espinosa recordó que “para ser programador no es suficiente que te gusten las artes escénicas, conozcas artistas, compañías y espectáculos y tengas una buena cartera… hay que provocar un diálogo entre los artistas y el público”, sentenció.

Desde este punto de vista, el director del CUT de México se mostró más partidario de “un espectáculo que no sale muy bien pero plantea buenas preguntas” y no tanto de los espectáculos “que salen redondos pero no plantean esas preguntas”. Por eso, “abrir espacios para nuevas compañías con nuevas propuestas es muy importante”.

El festival debe presentar un “perfil claro en su programación”, dijo Espinosa, aunque siempre debe mantener viva su capacidad de transformación, que es una señal de “consistencia”, puesto que transformarse y permanecer como evento cultural es muy difícil.

“No todas las organizaciones tienen la capacidad de reformularse”, recordó el mexicano al tiempo que alabó la evolución de la Fira de Tàrrega (Cataluña), representada en el FTF por su gerente, Pau Llacuna. Llacuna explicó que la Fira cambia de director artístico cada cuatro años y que esa rotación es una de las explicaciones de la evolución de este mercado y festival de teatro.

Los participantes en el foro coincidieron también en que la globalización provoca una reacción de vuelta a lo local. En este sentido, Mario Espinosa aseguró que en su país “estamos saliendo al barrio”, en busca de un “público fiel”. En Madrid, señaló Natalia Álvarez, el fenómeno se expresa en las experiencias del teatro doméstico y en el regreso a las pequeñas salas, como una expresión de necesidad de “arropamiento”. 

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